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jueves, 29 de abril de 2010

Tikún Olam


La piedra está ahí, ocupa un pequeñísimo espacio en la cubierta de mi escritorio. Parece una piedra común, es casi redonda, plana y de color terracota; no es suave al tacto y tiene una peculiaridad: es helada; sí, tiene un toque helado, que a la vez produce calor y calma. Con la luz apagada y sin que sobre ella brille el sol, emite un reflejo extraño, un poco fosforescente; en cambio, bajo la radiante luz solar, permanece opaca, con sólo unos reflejos de algún mineral que la conforma. La piedra llegó a mi como un regalo, un ángel pensó que en mis manos estaría bien, que sabría apreciarla y cuidarla y que, quizá algún día, entendería.

Hace sólo unas horas que es mía, que me pertenece tal como son míos algunos objetos de mi propiedad. (?) Esta piedra llegó de muy lejos, desde el otro lado del mundo. Para la gran mayoría quizá no signifique nada, es sólo una piedra, un pedacito pequeñísimo de este planeta llamado Tierra, pero para mi, es todo el Universo. Hace muchos milenios, algunos hombres buscaban desesperadamente la piedra primordial, la primera piedra que se formó en el planeta. Muchos fueron los que perdieron la vida en el intento de hallarla; si así lo hacían, iban a encontrar el sitio o lugar más sagrado de este mundo. Mucho después, otros hombres afirmaron que este sitio estaba, o está, en lo que hace muchos siglos era el ombligo del mundo; lo que hoy llamamos Tierra Santa, y dentro de ésta, el Monte Sinaí.

Al llegar a casa, lo primero que hice fue buscar un recipiente dónde ponerla. Pensé en los -quizá-, miles de hombres que murieron intentando hallar el sitio sagrado; así que me puse a buscar uno digno de contener tal tesoro. Busqué por todas parte sin encontrar ninguno que pudiese contener la piedra, y ya desesperada, recordé una frase de mi abuelo el masón: "estamos aquí para reparar el mundo", decía a manera de lección para que no perdiéramos eso que llamamos Tiempo. "Estamos aquí para juntar todos los fragmentos, cuando logremos hacerlo, el mundo finalmente estará completo y podremos escuchar a Dios..., eso se llama Tikún Olam". Hace eones, El creó un recipiente y en el puso algo, sólo un poco de su Escencia; pero tal recipiente no pudo contener en su interior tal grandeza y se rompió en infinitos fragmentos, estamos aquí para juntarlos.

Fue como un relámpago, un deslumbramiento que me dejó ciega por unos instantes; las palabras del abuelo desaparecido hace tantos años, al fin cobraban sentido. Juntar los fragmentos, acabar este rompecabezas infinito, dar sentido a la existencia... una tarea más allá de la fuerza de cualquier ser humano, pero no si somos muchos, no si somos todos. Ese es el sentido, ese es el fin, ahí está el secreto. En ese preciso momento, comenzó a dar vueltas frenéticamente la habitación en que me hallaba; todos los libros convergieron en uno solo, las palabras, las letras, los sonidos, los colores, los olores, los pensamientos, mi vida, todas las vidas, todas las eras, todos los hombres, todas las almas, todos los instantes, todas las lágrimas, todas las esperas sin esperanza...TODO.

Un pensamiento que leí hace mucho tiempo comenzó a salir lentamente de mi boca: Pensar es destruir. El propio proceso del pesamiento lo indica como imperativo para el mismo pensamiento; porque pensar es descomponer. Si los hombres supiesen meditar sobre el misterio de la Vida, si supiesen sentir las mil complejidades que acechan al alma en cada pormenor de la acción, no actuarían nunca, no vivirían tampoco. Se matarían asustados, como los que se suicidan para no ser guillotinados al día siguiente.*

La piedra está ahí, helada en su opacidad, dura, pesada, plana; quizá hollada por muchos pies, quizá nunca pisada. Venerada y odiada; deseada y temida; real, demasiado real en un mundo que es mentira. Alguna vez formó parte de un todo; hoy, es sólo un fragmento aislado en un lugar que no es el suyo... ¿conservará el mismo Poder que cuando era UNO? Observaré el firmamento por la noche y lo sabré.

El libro del desasosiego

Fernando Pessoa

1 comentario:

Carlos Niebla Becerra dijo...

WoW!
tenemos que platicar :)