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viernes, 9 de abril de 2010

La Comarca


Hace muchos, muchos años...existió en el norte de este país de fábula, una Comarca como la que nos mostró el inefable Tolkien en la saga del Señor de los Anillos. Todavía podemos mirar por aquellos lares, algún monumento a los pizcadores de uva y a los recolectores de la flor de algodón, era una región próspera y con futuro. Los niños de la actualidad ni siquiera saben que esa región fue una de las más ricas del país, y sus ignorantes padres tampoco están enterados de NADA, si acaso del día que jugará el SANTOS y que se sentarán como zombies frente a su televisor, con varios six de cervezas para desgtañitarse hasta quedar mudos echando porras como enajenados a su equipillo favorito.
Esta es la Comarca de hoy en día: un viejo Torreón desmoronándose a pedazos, un Gómez Palacio sucio, chato y feísimo y un Lerdo por el que no se puede ni siquiera caminar unas cuadras sin el peligro de recibir una bala entre ceja y ceja. Y todo este desolador panorama, cubierto de un polvo que se mete hasta en los pensamientos. A eso de las nueve de la noche, no hay un valiente que quiera andar por la calle o asistir a un antro, como dicen los chavos. Allá nada más campea la violencia, el robo, la prostitución, la pendejez supina y la ignorancia absoluta.
Pero también campean otras cosas... en toda la Comarca sólo venden las tiendas Copel, como aquí en el D. F. las tiendas Electra; tiendas en donde pueden ustedes encontrar todo, menos CALIDAD; donde se paga en abonos chiquitos y se deja la vida entera en el intento de finiquitar una cuenta eterna, que encarece hasta el colmo más obsceno, cualquier baratija que los pobres quieran llevar a su casa, mientras los dueños de esas empresas se hacen cada vez más ricos, sin que sientan nunca que es suficiente. ¿Quién se va a cansar nunca de estafar a los demás? Mientras sus arcas se llenen cada día más, mejor para extenderse hasta el último rincón de este desahuciado país.
Las tres veces que salí (por absoluta necesidad), tuve que correr por mi vida, ya que sólo a unas cuadras, las tres veces -y eso a plena luz del día-, estuve a punto de atravesar un fuego cruzado entre ZETAS y la policía de Durango y Coahuila, los dos desventurados Estados a los que pertenecen estas tres ciudades ¡Aunque ustedes no puedan creerlo! Y como los mexicanos son incapaces de hacer equipo para nada, presencié también cómo la gente entra a las cadenas de supermercados a comer, sí, como lo leen, no a robar, y mucho menos en bola, sino a comer, debido al hambre que campea por toda la nación. Un jugo allí, un gansito allá, un poco de jamón por acá...los envases vacíos llenan todos los anaqueles de todos los supermercados de la Comarca, y la merma por tal causa, alcanza cifras millonarias, lo que lleva a los empresarios a prescindir de trabajadores y el desempleo es criminal. No se está construyendo nada, lo que había se está cayendo y toda la antes bellísima Comarca, se está convirtiendo en zona fantasma, me da la impresión de que hasta las cucarachas están emigrando.
En cualquier otro país, la gente se une y toma por asalto las tiendas, aquí en México, no se confía ni en nuestras sombras, además de la proverbial cobardía que nos distingue, así, que el robo hormiga es el que prevalece. Aquí, en la capital, no se siente la misma situación, al menos, no en la colonia donde yo vivo; la mal llamada provincia es otra cosa, una tierra sin ley ni esperanza. ¿Y nuestro Gobierno? ocupado en prepararse para las próximas elecciones ¡Háganme el favor! Antes comenzaban un año antes, hoy, empiezan precisamente el día que el presidente o gobernador en turno toma posesión de su cargo ¡Y todo el mundo tan tranquilo! Claro, mientras nadie les raye su carrito, les secuestren a un hijo, o les corten el cable, y el monopolio televisivo siga hablando del próximo mundial de futbol, aquí no pasa nada. ¿De qué chingado país estoy hablando?

2 comentarios:

Carlos Niebla Becerra dijo...

Horrendo. Triste también, pero que pinche furia, me cae!

Adam Paul dijo...

Sobre ese mismo desinterés de la situación del país, se crea una sociedad que noto aun más desinformada y cerrada. Ahogada en deudas, pero siguen cayendo en el “interés compuesto” (una maravilla para los bancos y negocios que otorgan créditos). Se va ignorando el lodo donde se van hundiendo, aunque ya estén ahí. Como joven lamento mucho que lo único que pasa por la lengua de mis compañeros de ¡UNIVERSIDAD! sea: ¿¡Cuando hay partido de fut!?.

Pocas las personas que leen, pensé tontamente que la universidad seria diferente.