Contador

Si me diste la gran alegría de leerme, deja un comentario para que mi felicidad sea completa

martes, 20 de abril de 2010

Hay libros que no ilustran...


Han pasado 151 años desde que un 14 de diciembre de 1859, se firmó en el puerto de Veracruz, el tan traído y llevado Tratado McLane-Ocampo, y todavía se sigue gastando tinta en él, además de que sigue levantando una polémica ácida y corrosiva en los pocos mexicanos que nos interesamos en la Historia de este amado México, tan maltratado y tan mal entendido por casi todos los que nos ostentamos como mexicanos y que sin embargo, seguimos ignorando tanto acerca de lo que hicieron los que nos antecedieron ocupando este territorio tan diezmado, saqueado, pero sobre todo, poco amado país; y seguimos ignorando tanto, porque en este específico caso, han trivializado tanto la historia, que ya no es posible saber la VERDAD.


Estoy leyendo en estos días, un libro que recomiendo ampliamente: El mito habsbúrgico en la literatura austriaca moderna, el autor: Claudio Magris, hoy, por hoy, uno de los cerebros más lúcidos -junto con Humberto Eco y Roberto Calasso-, y autor de otro libro entrañable: El Danubio (!qué curioso, todos italianos!), el pretexto en este libro, es dar un recorrido concienzudo acerca de los creadores literarios bajo el Imperio Austro-húngaro. ¿Porqué viene al caso, hablar de ésto si en el primer párrafo comencé con el Tratado McLane-Ocampo? Porque creo, no, más bien afirmo, que para dilucidar acerca de tal o cual problema, debemos necesaria y obligatoriamente conocer cuando menos a los dos protagonistas de un mismo problema. En este caso, la invasión francesa con Maximiliano de Habsburgo a la cabeza, para instituir un Imperio en estas tierras, y Benito Juárez, el presidente constitucional de México en esa época tan turbulenta. También debemos investigar sobre el otro Imperio en el continente: el imperio portugués en Brasil con Pedro I al frente, sus logros, sus fallos y repercusiones en el Brasil actual. La Historia no se traza en una sola línea, sería un error gigantesco verla así, la Historia se compone de miles de historias, ad infinitum, y declararse como único adalid de la VERDAD, es una temeridad imperdonable.


Yo confieso mi gran culpa, al sentir que no estoy suficientemente enterada (porque es imposible emitir un juicio personal, simplemente no se debe); debido a la gran discusión que todavía persiste entre nosotros, entre si Juárez hizo bien, o estuvo a punto de ocasionar la deblacle total de la Historia de México, al ceder TODO el territorio mexicano en usufructo a la nación norteña, por ¡4 millones de dólares! para comprar armas y enfrentarse al último cabo de raza de un Imperio que, por otro lado, ya daba sus últimas boqueadas. ¿Quién le dijo a Juárez que necesariamente eran mejor los gringos que los europeos? Para todos los mexicanos (aunque existen algunos que todavía lloran por Max), es obvio que ninguno. Porque ningún país debe tolerar la intrusión de extrajeros bajo ningún pretexto y ninguna condición. Lo cierto es que estuvimos a punto de ser un país, invadido sin la fuerza bélica, y sólo por dinero, y porque el Senado de los E. U. jamás ratificó el Tratado; aunque hay todavía algunos que todavía dicen que en esos momentos Dios era juarista. Yo comparto ese pensamiento.


Hace ya mucho tiempo que la figura de Juárez llamó mi atención y comencé a leer biografías desde los dos lados (el conservador y el liberal, más o menos veinte), la primera fue la de Justo Sierra, y considerando la cercanía de éste con Porfirio Díaz, sentí la absoluta necesidad de seguir y seguir leyendo acerca de esta figura tan ensalzada y querida por los que no han leído siquiera un libro acerca de él; y cada vez, invariablemente en todas las ocasiones, los diversos autores, que además, sólo emiten un juicio personal, u obedecen a ciertos intereses, han acrecentado mi gran DUDA. LO ÚNICO CIERTO ES QUE EXISTIÓ TAL TRATADO Y QUE NUNCA SE RATIFICÓ, esos son los hechos, y nos queda aún un poco de vida para llegar al meollo de todo, si es que se puede llegar, si es que los historiadores no han oscurecido todo al grado de no llegar nunca. Para acabar pronto y de una buena vez, y ya en la época actual, flaco favor le ha hecho siempre el PRI, elevándolo como un paradigma insustituible e irrebasable, además de intocable; si el partido más corrupto y dictatorial le reza padrenuestros...hinquémonos y pidamos perdón, pues. Yo digo que TODOS, absolutamente TODOS, los grandes personajes históricos de este país, y del mundo, porqué no decirlo; han sido personajes llenos de claroscuros; personajes que se hicieron, se construyeron y vivieron, de acuerdo a su tiempo y a las circunstancias que debieron enfrentar a lo largo de su vida; no nacieron genios ni cobardes, se hicieron a lo largo del camino, unos más oscuros que otros, pero definitivamente, todos humanos, demasiado humanos. Y sí, ya leí TODO el Tratado McLane Ocampo y sólo me queda afirmar sin temor a equivocarme: un país que se aferra al culto a sus caudillos, no avanza, se estanca esperando a que aparezcan otros como ellos; yo que no tengo el síndrome del borrego, repito lo que dijo el Poeta: "No hay camino, se hace camino al andar... y al volver la vista atrás, se ve la senda que NUNCA se ha de volver a pisar". No hagamos como Juno, el dios romano, que mira eternamente hacia el pasado mientras ve hacia el futuro, claro que es indispensable conocer nuestro pasado, pero para no volver a cometer los mismos errores, no para encender velas y construir altares alrededor de los hombres que vivieron en él.

No hay comentarios: