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miércoles, 6 de enero de 2010

La torre de Dubai

Hace dos o tres días, en el noticiero de la noche pude mirar un hecho increíblemente hermoso: la inauguración de la Torre más alta del mundo. Tiene casi un kilómetro de altura y algo así como doscientos pisos. La ocuparán oficinas y departamentos de lujo. Dicen que en el piso más alto siempre hay escarcha de hielo, debido a su tremenda altura. Fue construida por el arquitecto méxico-estadounidense Adrián Smith, leyeron bien, de origen mexicano. No sé si ustedes ya la vieron, pero a mí me pareció más bella que TODOS los efectos especiales de la película AVATAR, que la inauguración de las Olipíadas de Pekín (me niego a decir Beiging), y seguramente que la inauguración del próximo Mundial de Futbol en Africa; todavía recuerdo con vergüenza ajena la de Alemania, con aquellos gordinflones alemanes bebedores de cerveza, a quienes nomás la panza les bailaba, tocando acordeones y bailando y cantando como la sublime Heidi de aquella memorable caricatura japonesa, además, la susodicha torre sí que es real, no pertenece al universo virtual que elaboran las máquinas, sino los propios hombres y que les llevó la friolera de sólo tres años y la suma total de 20,000 millones de dólares. Nada más por hacer notar y para que les quede grabado para siempre en la memoria de teflón que tienen todos los mexicanos, el malhechísimo segundo piso del periférico, que mandó hacer el odiado y aborrecido Peje se hizo en cuatro insufribles años, isufribles para los que vivimos en la periferia de ese mamotreto espantoso que tiene salidas a la NADA, varillas enmohecidas saliendo por todos lados y bajo el cual llueve más tupido que bajo cielo abierto, porque a los pendejos se les olvidó ponerle desagüe. Todavía no sabemos cuánto costó, porque el peor de todos los partidos políticos, el PRD -nunca he tenido empacho en decir la verdad-, se niega a hacernos cuentas, pero les aseguro que muuuuucho más que la hermosa torre de Dubai. ¡Vean lo que los árabes hacen con SU petróleo! ¿A algunos de ustedes les ha llegado alguna vez un cheque por el nuestro?

El caso es que no gana uno para vergüenzas, fíjense las cosas maravillosas que hace la iniciativa privada, nada más hay que ir a Monterrey, y ver la pujanza y el progreso en que se vive por allá, para darse cuenta de que los mexicanos viven asustados y engañados con el cuento de que los empresarios son el peor cáncer que existe, y sí, muchas veces lo son, no puedo negarlo, agiotistas, hambreadores, corruptos y explotadores, pero lo son porque la mayoría de los sindicatos charros y vendidos, los dejan operar como les parezca, enriqueciéndose a costa de los agremiados y teniendo líderes que viven como príncipes saudíes, permitiendo que los trabajadores se mueran buenamente de hambre. Nada más no se les olvide la vieja más aborrecida por mí en toda la historia de mi vida: Elba Esther Gordillo, quien dicta la educación en este cada vez más deleznable e invivible país. Si tienen un poquito de dinero, los que no han ido o no conocen Monterrey, dénse una vueltecita y compárenlo con cualquiera de los estados del depauperado y deprimente sureste mexicano y sabrán de qué estoy hablando. Monterrey es una ciudad construida en un alto porcentaje por la iniciativa privada.
Al grito de: ¡Nada de privatización! dizque porque atenta contra la soberanía nacional, los partidos políticos han dejado que literalmente nos lleve la chingada, claro, no les conviene de ninguna manera que les arrebaten a la gallina de los huevos de oro. Y seguirán sempiternamente defendiendo sus propios intereses, ¡claro que sí! y cuando hayan acabado con todo, se irán de aquí, seguramente a Dubai, que hoy por hoy, se está convirtiendo en una auténtica ciudad de Las mil y una noches. Entre lo que se llevan los partidos políticos, el Congreso, La Asamblea Legislativa, la Cámara de senadores, la Suprema -que de eso nada, como no sea de la corrupción y la pendejez-, Corte, los Sindicatos, las elecciones constantes en todo el país, los Gobiernos de los Estados, cada uno de ellos con sus propios congresitos, cortecitas, policiíta, y toda esa runfla de truhanes que sólo buscan su provecho, se nos van cada sexenio algunas torres como la que vi inaugurarse el 4 de enero de este año que apenas comienza.

Espero, por el bien de todos los mexicanos, que este año, los que no leen ni en defensa propia, se decidan a inaugurar su cerebro y leyendo, se den cuenta de una vez por todas, que hay que cambiar las cosas o no tendremos la más mínima oportunidad de que exista un futuro para nosotros. Eso de soñar con que regrese el PRI, sería como ponernos nosotros mismos la soga al cuello, y no, tampoco les digo que el PAN sea la salida, y del PRD ya ni hablar, la única que existe es que con nuestros hechos les hagamos saber que ya no les va a ser tan fácil seguirnos explotando. Que ya sabemos, pues. Y sí, lo adivinaron, me gustaría vivir en Dubai... no, ya me acordé que allá las mujeres no leen porque no las dejan los musulmanes, aquí nada más nos violan, nos descuartizan y nos matan -en ese orden-, así que con tal de seguir leyendo, procuraré cuidarme y hasta la próxima.

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