
El caso es que no gana uno para vergüenzas, fíjense las cosas maravillosas que hace la iniciativa privada, nada más hay que ir a Monterrey, y ver la pujanza y el progreso en que se vive por allá, para darse cuenta de que los mexicanos viven asustados y engañados con el cuento de que los empresarios son el peor cáncer que existe, y sí, muchas veces lo son, no puedo negarlo, agiotistas, hambreadores, corruptos y explotadores, pero lo son porque la mayoría de los sindicatos charros y vendidos, los dejan operar como les parezca, enriqueciéndose a costa de los agremiados y teniendo líderes que viven como príncipes saudíes, permitiendo que los trabajadores se mueran buenamente de hambre. Nada más no se les olvide la vieja más aborrecida por mí en toda la historia de mi vida: Elba Esther Gordillo, quien dicta la educación en este cada vez más deleznable e invivible país. Si tienen un poquito de dinero, los que no han ido o no conocen Monterrey, dénse una vueltecita y compárenlo con cualquiera de los estados del depauperado y deprimente sureste mexicano y sabrán de qué estoy hablando. Monterrey es una ciudad construida en un alto porcentaje por la iniciativa privada.
Al grito de: ¡Nada de privatización! dizque porque atenta contra la soberanía nacional, los partidos políticos han dejado que literalmente nos lleve la chingada, claro, no les conviene de ninguna manera que les arrebaten a la gallina de los huevos de oro. Y seguirán sempiternamente defendiendo sus propios intereses, ¡claro que sí! y cuando hayan acabado con todo, se irán de aquí, seguramente a Dubai, que hoy por hoy, se está convirtiendo en una auténtica ciudad de Las mil y una noches. Entre lo que se llevan los partidos políticos, el Congreso, La Asamblea Legislativa, la Cámara de senadores, la Suprema -que de eso nada, como no sea de la corrupción y la pendejez-, Corte, los Sindicatos, las elecciones constantes en todo el país, los Gobiernos de los Estados, cada uno de ellos con sus propios congresitos, cortecitas, policiíta, y toda esa runfla de truhanes que sólo buscan su provecho, se nos van cada sexenio algunas torres como la que vi inaugurarse el 4 de enero de este año que apenas comienza.
Espero, por el bien de todos los mexicanos, que este año, los que no leen ni en defensa propia, se decidan a inaugurar su cerebro y leyendo, se den cuenta de una vez por todas, que hay que cambiar las cosas o no tendremos la más mínima oportunidad de que exista un futuro para nosotros. Eso de soñar con que regrese el PRI, sería como ponernos nosotros mismos la soga al cuello, y no, tampoco les digo que el PAN sea la salida, y del PRD ya ni hablar, la única que existe es que con nuestros hechos les hagamos saber que ya no les va a ser tan fácil seguirnos explotando. Que ya sabemos, pues. Y sí, lo adivinaron, me gustaría vivir en Dubai... no, ya me acordé que allá las mujeres no leen porque no las dejan los musulmanes, aquí nada más nos violan, nos descuartizan y nos matan -en ese orden-, así que con tal de seguir leyendo, procuraré cuidarme y hasta la próxima.
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