Contador

Si me diste la gran alegría de leerme, deja un comentario para que mi felicidad sea completa

viernes, 17 de julio de 2009

AÑOS DE INDULGENCIA


Yo no quiero que nadie perdone mis pecados, me vale madres que algún hijoeputa me otorgue su perdón, no deseo estar en la fila de los bienaventurados, de los bien portados, de los alienados y alineados, de los pendejos que dejan que piensen por ellos, y ¡lo peor! que piensen por ellos los que nunca han pensado, los que se quedaron en las cavernas y que desde ahí quieren gobernar el mundo; no quiero estar en el grupo de los que admiran a alguien por su auto, su casa, su traje y todos los gusanos que están debajo de cualquier apariencia respetable y de todas las apariencias, no quiero estar en este país que no se respeta a sí mismo; ni en ningún otro, al fin y al cabo, que no hay en este planeta ningún país en el que valga la pena vivir. En todos es lo mismo, en todos pasa igual, el hombre es el lobo del hombre, y estoy segura que en ningún bosque o selva, o en el fondo de los mares, exista un animal más rapaz que el llamado ser humano.


Yo no veo por ningún lado alguna diferencia entre los humanos y los más deleznables animales: nacen crecen se reproducen y mueren igual que todo ser vivo, igual incluso que los vegetales, pero más, indudablemente más feos y pestilentes. Nacer: comprar, crecer: comprar, desarrollarse: comprar, reproducirse: comprar, morir: comprar. Todo tiene un precio, todo se vende, todo se remata. Y en esta gran tienda, en esta gran puta que es la vida, todos vendemos y compramos según nuestro interés. Inventamos a Dios y luego lo vendemos, en cómodos abonos pero con cheques sin fondo ni intención de acabar de pagarlo nunca. Compramos el amor, compramos el odio, compramos el miedo, compramos el perdón, compramos la compasión, compramos la mentira, compramos la verdad, compramos la vida y dejamos pagada nuestra muerte; y todo en esta vida se reduce a la compra-venta de todo lo que tenemos y todo lo que somos.


Y no salimos de nuestras cuevas, chozas, jacales, unidades habitacionales, departamentos, casas, casitas, casotas, palacios, si no nos ponemos una máscara; la que nos conviene, con la que podemos engañar y ser engañados, con la que nos amarán, con la que nos respetarán, con la que nos odiarán, con la que nos matarán. Porque la muerte es segura, llega sin avisar pero es seguro que llega. Y con ésta certeza ¿puede uno aspirar a la felicidad? miente el padre, lucra la madre, medra el hijo, engaña y viola el cura, estafa el político, holgazanea el obrero, se arrastra el campesino, vampiriza el empresario, mata el policía, corrompen los maestros, apendeja el académico, y no sé qué hace el estudiante que no estudia, porque simplemente no existe un antónimo de estudiar; yo diría que no estudiar es abusar, abusar de la confianza de todos los que pensamos que los jóvenes deben ir a la universidad para saber y actuar, hacer...y que no se enteran de nada, ni siquiera de porqué el planeta en que viven se llama como se llama y no de otro modo.


¿Y yo voy a solicitar, pedir, suplicar, desear, demandar, que me sean perdonados mis pecados? El único pecado que reconozco, y éso si acaso lo es, porque yo no acepto la idea de pecado, es el de querer salir de este rebaño, el de tratar de ser diferente, el de pensar por mí misma, el de no dejarme conducir por nadie, el de no pertenecer a ningún partido, iglesia, escuela, grupo, club social, colonia, código postal, marca, credo, familia...¡especie! para acabar pronto y sin gastar tantas palabras.


La verdad es que finalmente no entendí si Fernando Vallejo otorga o pide Años de Indulgencia en su libro más reciente. Conociéndolo, sé que no los pediría ni para esta humanidad, ni para él mismo. De todas maneras, y en el caso de que fueran para ese dios en el que dice no creer pero que odia tanto, años de indulgencía, los que fueran, serían muy pocos, para tanto sufrimiento como ha habido en el mundo desde, el tiempo en que dizque, comenzamos a ser animales racionales y hasta la presente fecha. ¡La puta madre que parió a Darwin! y su criminal teoría de las razas superiores, que al fin y al cabo, antes de que usted la elaborara, ya unos se habían dado cuenta de que era muy fácil someter a los otros; usted, querido y súper admirado señor Darwin, que como buen inglés victoriano de clase alta, rodeado de pergaminos, viviendo en un castillo y con antecedentes de esclavistas en su familia, sólo les otorgó la Patente de Corso. Y ahora que estamos en su año, y sabiendo que Fernando Vallejo es biólogo, sospecho que por ahí va la cosa. Pero la cosa en sí, según yo, debería haber ido por otro lado. Y a otra cosa.

sábado, 11 de julio de 2009

Soltar amarras


Me he quedado encallado en una bahía de arena. No hay a mi alrededor ni siquiera un mísero hilito de agua por que cual pueda deslizarme; quisiera volver al océano, a ese universo líquido por el que solía flotar bajo el sol o el cielo estrellado sin más meta que llegar un puerto, no importa a cual, el que fuera, un lugar en donde encuentre amigos, caras conocidas que sonrían al verme, que me digan: ¿En dónde habías estado? ¿Cómo te han tratado los huracanes? ¿Te han sido propicios los dioses? No, sólo estamos la arena, yo, y la doncella. Mi viejo andamiaje comienza a resecarse, a cuartaearse lastimosamente a causa de los caulorosos días y las gélidas noches.

Desde donde me encuentro, no puedo divisar la Constelación de Orión, eso me daría consuelo, pero ni eso siquiera. Mi ancla, antes reluciente, la que yo soltaba donde yo quería, donde sentía deseos de quedarme, se enmohece bajo el sol. A veces, una gaviota perdida llega hasta mí y se posa en mi mástil mayor ¡pobre ilusa! me digo, aquí no encontrás más que recuerdos, sonidos de batallas, amores abandonados, glorias perdidas y alguno que otro terco fantasma que se niega a abandonarnos, y si no vuelas pronto, compartirás nuestro triste y desolado destino.

Hace ya mucho tiempo, no recuerdo cuánto, escuché unos pasos solitarios sobre mi cubierta, mi viejo corazón, este corazón que ahora es sólo un montón de girones deshilachados, comenzó a latir muy deprisa, pero pronto me di cuenta que era sólo el sonido de las rotas velas al ser tocadas por el viento. En ocasiones llega hasta mí un canto extraño, dulcísimo, pero extraño, como emitido por gargantas no humanas. Creo recordarlo, estoy seguro que algún día, lo escuché muy claramente y estuve a punto de volverme loco, ¡y corrí tras él! me deslicé sobre las aguas de un mar ya desaparecido para alcanzarlo, y cuando creí tenerlo cerca, se desvaneció entre la bruma, entre una niebla amarilla y espesa, en donde sé que se pierden todos los sueños. Debo haberlo soñado. Hoy, tan sólo es un susurro que me inspira mucha melacolía.

Estamos solos, yo y la hermosa doncella que adorna mi quilla. Han habido noches en que la he escuchado llorar; llora sin lágrimas, con los ojos secos y la mirada perdida en el desolado horizonte, no debería esperar nada, pero espera. ¿Este el el fin? la escuché decir un día, ¿porqué nos dejaron vivir si al fin nos iban a abandonar? Ellos decían amarme, me susurraban palabras dulces en mis oídos y decían que les daba suerte. ¡Ay, pobre de tí, ¿no sabes que los que duran un día tienen prisa por apurar su vida y olvidan muy pronto? Deja ya de lamentarte y al menos muramos con dignidad, como vivimos siempre.

Y así pasa el tiempo sobre nosotros, una y otra vez, el sol se pone y brillan las estrellas y la luna en el firmamento, todos los días iguales, sin ninguna variación, por pequeña que ésta sea. Puedo escucharla claramente cuando sopla algo de viento, pero ella no me escucha a mí, se niega a entender que así es la vida, que ellos sólo buscaban su gloria, que ya no nos necesitan y que quizá éste sea un buen lugar para descansar al fin de tantas batallas perdidas, de tanto esquivar maremotos, de tanto luchar contra el viento.

Hace poco, sentí que mi cuerpo se estremecía, como si alguien jalara de mí o quisiera arrancarme un pedazo de mí mismo. No sé si estaba dormido o ya estoy muerto ¿existe alguna diferencia? enmedio de este duermevela eterno, alcancé a mirar una figura que avanzaba lentamente hacia nosotros, pero he visto tantos espejismos... era un hombre anciano, arrastraba los cansados pies sobre la candente playa, jadeaba por el esfuerzo y de sus ojos brotaban abundantes lágrimas, algo en él me pareció conocido ¿su voz?. Recargó su débil y aniquilado cuerpo en mí, buscando la sombra eterna que proyecto sobre este mar de arena. Durante mucho tiempo, se puso a dialogar con él mismo, dijo estar agotado y arrepentido por habernos dejado en este mar de desesperanza. Habló de glorias pasadas, de hechos heroicos, de monstruos aberrantes y terribles encerrados en laberintos, frutos de pecados sin nombre; de princesas engañadas y abandonadas. Dijo que todo había sido en vano, que era el hombre más solitario del mundo y que no tenía ni un hombro amigo sobre el cual recostar su cabeza para morir en paz. Me dio compasión y lamenté que mis velas estuvieran deshechas y no pudieran darle más sombra para que descansara al fin. Algo de todo lo que habló me pareció conocido, pero mi memoria es muy vieja y yo a veces no quiero recordar. El anciano se mostraba arrepentido de haberse dejado llevar por la vanidad, de haber abandonado a la muerte a sus hijos, de haber buscado la inmortalidad sin encontrarla.
La doncella -nunca le pusieron nombre-, lo escuchó sin decir nada, sin emitir ni siquiera un suspiro, sin interrumpirlo ni una sola vez, ni tan solo con el pensamiento. Fue entonces cuando sentí que me desgajaba, que algo se desprendía de mí y caía hasta la arena, cuando pude darme cuenta, miré a la doncella tirada en la playa; en sus hombros de madera descansaba la cabeza del héroe -que en ese preciso momento recordé-, el hombre que ganó mil batallas, que conquistó mares y mujeres, que se convirtió en leyenda y que finalmente logró ser inmortal. De su cabeza manaba un hilo de sangre que no ha dejado de fluir. Quizá pronto sea suficiente para que al fin puedas partir Argos, los barcos deben morir en el mar -dijo la doncella, abrazada eternamente al cuerpo de Jasón.

jueves, 9 de julio de 2009

EL ABOGADO DEL DIABLO



Dícese que alguien es el abogado del diablo, cuando defiende lo indefendible, y no es ése por cierto, mi propósito. Lo que pretendo hacer aquí es una reflexión muy personal acerca de un hecho que está a punto de ocupar todas las planas de los miserables y vendidos periódicos de este país, así como de horas de transmisión de otros ídems programas de radio.

Hay gente que escribe -dicen ellos, sólo por las noches-, somos nocturnos y no hay quién nos haga escribir una sola letra mientras el sol brilla; otros dicen levantarse a eso de las tres de la mañana (la hora del diablo), dizque porque a esas horas les llega la inspiración; otros más afirman que en cuanto comienza a amanecer, saltan de la cama desatados en pos de la musa Calíope, para plasmar en el papel, o en la pantalla, o en dónde les dé su gana, sus angustias existenciales. ¡Qué mamones! Mientras haya algo que deba decirse, hay que hacerlo de inmediato, porque de otra manera seríamos cómplices de lo mismo que queremos atacar; y no hay que esperar a que el sol se oculte, llueva o amanezca, hay que vomitar el coraje antes de que éste acabe con nosotros.

Les explico: muy temprano hoy en la mañana, mi pequeño aparato de radio me despertó (debo haber puesto la alarma y no me acuerdo), con un debate radiofónico en la XEW, la ex-Voz de la América Latina desde México; el tal debate comenzó siendo una Mesa de Análisis entre los representantes de dos ONGS y un baboso de Derechos Humanos, y ahí estaban los tres, dale que dale con el tema de que los militares deberían ser juzgados por jueces civiles, porque dizque así la cosa sería más transparente ¿Se imaginan? y ahí estaban, orgullosos de su propuesta y dirigidos o más bien, moderados por Carlos Puig, el conductor que entró como relevo de Carmen Aristegui. Y en lo más interesante, que reciben una llamada de nada menos que el Secretario de Gobernación Gómez Mont; en ese preciso momento, los cuatro se pusieron a tartamudear que era una vergüenza escucharlos. El señor Secretario les dió una revolcada en cuestión de leyes, que no se van a poder quitar en todos los días de su vida.

Primero que nada les hizo notar, que nadie en su sano juicio, podía pensar que los tribunales civiles fueran más transparentes y menos corruptos que cualquier otra clase de tribunal. Que los tribunales militares eran orales, cosa que todavía no se lograba hacer en cuestión civil porque las tan traídas y llevadas reformas propuestas por Fox, todavía dormían el sueño de los justos. Que los militares no podían ser juzgados por civiles porque para eso tendrían que existir jueces totalmente enterados y capacitados en lo que era el ejército para poder juzgar sus acciones y que para eso hacía falta un tiempo que no tenemos, desgraciadamente. Que en las oficinas de la Secretaría de Gobernación había debates casi a diario entre civiles y mandos militares que explicaban el porqué de sus hechos. Que ellos -los cuatro- no sabían, no estaban capacitados, no estaban enterados y no habían tomado ni siquiera un curso para analizar el tema que estaban tratando de analizar, que la mayoría de las ongs, medraban, vivían y viajaban por muchas partes del mundo, a costa del mismo sistema y sólo se hacían oír para buscar notoriedad (salvo algunas excepciones), así lo hizo notar. Por último, terminó diciéndoles que si el ejército estaba en las calles de todas las ciudades y pueblos de la república, era precisamente por la tremenda incapacidad de las diversas fuerzas civiles para implantar el orden. Carlos Puig, muy espichadito y haciendo pucheros, terminó pidiéndole que lo invitara como reportero al próximo juicio militar para darse cuenta por él mismo de qué se trataba. A esas alturas, el señor Secretario, que ya estaba muy enojado, le dijo que contara con ello y que se despedía de ellos porque tenía cosas mucho más importantes qué hacer.

Para mí, la Procuraduría General de Justicia, debe ser y hacer eso precisamente: procurar una justicia rápida y expedita, o sea, libre de todo estorbo o interés ajeno al hecho del que se trate y en favor de TODOS los ciudadanos, no importando, clase social, religión o raza, y en este sentido, si los tribunales civiles no sirven para nada y están corrompidos hasta la médula, debe ser porque quien está a la cabeza de todos, no hace bien su trabajo. Respecto a que los militares sean juzgados por los civiles, me parece una pendejada y estoy de acuerdo con Gómez Mont, para que haya jueces capacitados para llevar a cabo tal tarea, necesitaríamos mandar a la Sorbona a muchos y no tenemos ni dinero ni voluntad para hacerlo ¡Faltaba Más!

Antes de hacer mesitas de análisis respecto a un tema específico, deberían prepararse y no dar un espectáculo como el que dieron por la mañana los cuatro antes citados. El tema en sí surgió porque la Suprema Corte de Justicia, (suprema en pendejez y corrupción), hizo la tal y mencionada propuesta y la va a llevar a consulta para hacerla Ley. ¡No quiero ni imaginarme! ¿Porqué los sacerdotes pederastas no son llevados a juicio, sino juzgados dentro de la misma iglesia? ¿Porqué cada grupo de extranjeros a los que les abrimos las puertas y les otorgamos nuestra nacionalidad cierran las puertas de sus ghettos a los propios mexicanos? ¡QUE SE PONGA A TRABAJAR LA SECRETARÍA DE GOBERNACIÓN Y ACABE CON ÉSTO!

¡QUE SE PONGA A TRABAJAR LA DIZQUE SUPREMA CORTE! que para eso les pagamos, que hagan valer la Constitución, que bastante sangre MEXICANA costó llevarla a la práctica y que deje de chingar a todos lo que intentamos sacar adelante este país. ¡QUE SE PONGA A TRABAJAR LA PROCURADURÍA! que vea por todos y cada uno de nosotros y no nada más por los que pueden pagarla. ¿Entienden porqué no pude esperar a que el sol se ocultara?

lunes, 6 de julio de 2009

¿QUO USQUE TANDEM ABUTERE, CATILINA, PATIENTIA NOSTRA?



¿Cuánta paciencia creen que tenemos, estos desgraciados políticos de mierda de nuestra dizque democrática República Mexicana?

Ayer, y por estar realmente enferma y no haber pasado antes por Blockbuster para tener a la mano siquiera algo medianamente inteligente qué ver un domingo de elecciones y fútbol por la tarde (¡cómo para suicidarse!), me dispuse a seguir simultáneamente en varios canales, el desarrollo de las elecciones para unos cuantos perros diputados y otros tantos ídems gobernadores.

Lo primero que constaté, fue que los analistas políticos -los mismos- se turnaban para ir de un canal a otro y decir las mismas sandeces. Iban tan rampantes y cantantes del 13, al Canal de las estrellas y de allí al canal de Milenio; algunos siquiera tenían un poco de pudor y se cambiaban el traje, como si de esa manera pudieran cambiarse el cerebro y pensar de una manera diferente. Las mismas caras en la televisión, y las mismas voces de la radio, nada nuevo bajo el sol. También estaba el inefable Roy Campos, el mesías de las encuestas, con su calva reluciente y sus ojillos de zarigüeya rapaz e insaciable, sintiendo que todos esperaban sus resultados como si se tratara del último mensaje de Dios a la humanidad, antes de mandarnos a todos a la meritita chingada. Y sí, me hizo falta el Monsiváis, ajonjolí de todos los moles y chimoles, el eterno profeta sin barbas al que se recurre cada vez que pasa algo (?) en este país. "Y dígame maestro, qué opina usted de...?" Como si esos analistas eternos y el sempiterno profeta fuesen los únicos que piensan en México, los demás, ni existimos, NO, mientras no aparezca nuestra cara en la tele. ¡A ésto hemos llegado!

Los nada imbéciles promotores del voto nulo, sabían a quién servían, y definitivamente, más sabe el diablo por viejo... el resultado: ¡Cómo en los mejores tiempos echeverristas, carro repleto, para el PRI! El pueblo mexicano no pudo soportar la nostalgia de los tiempos idos, los tiempos del todo o nada, los tiempos de comprar cuerpos y conciencias por unas tortillas duras, los tiempos de yo se lo arreglo, pero póngase guapo.

El desastre fue total para el PAN, que no acaba de entender que gobierna un país ingobernable y corrupto hasta sus raíces y que no es con una campaña por la internet por donde se ataca a un dinosaurio, porque tiene la piel muy dura. Fue patético mirar el rostro de la presidenta o secretaria o lo que sea del PAN D.F., una chica, que hace poco todavía traía pañales y que seguramente no sabe, ni le interesa saber, en qué país vive, anunciando el triunfo raquítico en dos o tres delegaciones. ¡Daban lástima!

Mientras Germán Martínez hacía, y se divertía, con su campaña por la NET, el PRI repartía a ojos vista, toneladas de varilla, alambrón, cemento, blocks, láminas de cartón y de asbesto; además, como siempre, hectáreas de bosques y de selvas (lo poco que nos han dejado), a sus correligionarios a cambio de votos. Mientras Felipe Calderón se tardó en meter a una tía lejana de su mujer tras las rejas después de lo pasado en Hermosillo, porque además se lo merecía y hubiera llevado muchos votos a su partido; digo, mientras todo esto ocurría, el chaparrito envaselinado -léase Peña Nieto-, se reunía con todos los gobernadores priístas para trazar un plan que los llevaría a la victoria.

Pero la peor de las vergüenzas fue el 7% de votos que se llevó el Partido Verde Ecologista, que ni es Verde ni es Ecologista, es tan sólo un negocio familiar al que le damos millones y millones para que vivan como príncipes europeos. Resulta ser, que con la más grande de las mentiras: "¡Pena de muerte a los secuestradores!", se lleva un porcentaje insólito. De nuevo, y lo diré hasta mi último hálito de vida: cuando se habla al pueblo más ignorante del planeta, se le pueden decir las más grandes mentiras, que todo se lo van a creer. En México, es imposible que exista la pena de muerte debido a convenios firmados con organismos internacionales. ¡Lo muuuuy sospechoso es que ningún partido en esta campaña deleznable, los haya desmentido! Tienen como base política, según ellos, defender a las ballenas de Guerrero Negro, a los bebés focas de Alaska, a los delfines del mundo y a los toros de la Plaza México, pero piden la muerte de seres humanos. ¡Y además, al más corrupto aparato de Justicia del mundo!

Del PRD, me niego a hablar, no sea que se me pegue algo de algo y deje de ser lo que soy, para irme a habitar en unas cuevas como troglodita pejista, sólo puedo decir: ¡Con su pan que se lo coman!

Todo ésto, lo sabemos, lo vimos, lo sufrimos todos los días y no estoy diciendo nada nuevo. Lo que sí quiero narrar y sé que muy pocos saben es lo siguiente: Hace la friolera de 14 años, que en la Sierra Negra de Puebla, se está instalando el telescopio que será, -según los entendidos- el más potente del planeta. Con todos los esfuerzos inimaginables, científicos mexicanos han trabajado contra toda esperanza para lograrlo, les hace falta sólo la miserable suma de 8 millones de dólares para terminarlo, y por supuesto, no saben de dónde sacarlos ni a quién pedirlos.

¿Cuántas veces se gastó esa cantidad en ésta, la más pendeja de todas las campañas? ¿Y qué hacemos nosotros los mexicanos, el más infeliz de todos los pueblos de la Tierra? Según escuché ayer a todos los analistas políticos: prepararnos, alinearnos y alienarnos al lado del posible ganador para el 2012. Ayer, 5 de julio del 2009, comenzó en realidad la campaña presidencial, que llevará a los Pinos al próximo monigote que veremos y sufriremos ¡los próximos 9 años! Si alguien piensa que ya vamos a descansar...