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jueves, 9 de julio de 2009

EL ABOGADO DEL DIABLO



Dícese que alguien es el abogado del diablo, cuando defiende lo indefendible, y no es ése por cierto, mi propósito. Lo que pretendo hacer aquí es una reflexión muy personal acerca de un hecho que está a punto de ocupar todas las planas de los miserables y vendidos periódicos de este país, así como de horas de transmisión de otros ídems programas de radio.

Hay gente que escribe -dicen ellos, sólo por las noches-, somos nocturnos y no hay quién nos haga escribir una sola letra mientras el sol brilla; otros dicen levantarse a eso de las tres de la mañana (la hora del diablo), dizque porque a esas horas les llega la inspiración; otros más afirman que en cuanto comienza a amanecer, saltan de la cama desatados en pos de la musa Calíope, para plasmar en el papel, o en la pantalla, o en dónde les dé su gana, sus angustias existenciales. ¡Qué mamones! Mientras haya algo que deba decirse, hay que hacerlo de inmediato, porque de otra manera seríamos cómplices de lo mismo que queremos atacar; y no hay que esperar a que el sol se oculte, llueva o amanezca, hay que vomitar el coraje antes de que éste acabe con nosotros.

Les explico: muy temprano hoy en la mañana, mi pequeño aparato de radio me despertó (debo haber puesto la alarma y no me acuerdo), con un debate radiofónico en la XEW, la ex-Voz de la América Latina desde México; el tal debate comenzó siendo una Mesa de Análisis entre los representantes de dos ONGS y un baboso de Derechos Humanos, y ahí estaban los tres, dale que dale con el tema de que los militares deberían ser juzgados por jueces civiles, porque dizque así la cosa sería más transparente ¿Se imaginan? y ahí estaban, orgullosos de su propuesta y dirigidos o más bien, moderados por Carlos Puig, el conductor que entró como relevo de Carmen Aristegui. Y en lo más interesante, que reciben una llamada de nada menos que el Secretario de Gobernación Gómez Mont; en ese preciso momento, los cuatro se pusieron a tartamudear que era una vergüenza escucharlos. El señor Secretario les dió una revolcada en cuestión de leyes, que no se van a poder quitar en todos los días de su vida.

Primero que nada les hizo notar, que nadie en su sano juicio, podía pensar que los tribunales civiles fueran más transparentes y menos corruptos que cualquier otra clase de tribunal. Que los tribunales militares eran orales, cosa que todavía no se lograba hacer en cuestión civil porque las tan traídas y llevadas reformas propuestas por Fox, todavía dormían el sueño de los justos. Que los militares no podían ser juzgados por civiles porque para eso tendrían que existir jueces totalmente enterados y capacitados en lo que era el ejército para poder juzgar sus acciones y que para eso hacía falta un tiempo que no tenemos, desgraciadamente. Que en las oficinas de la Secretaría de Gobernación había debates casi a diario entre civiles y mandos militares que explicaban el porqué de sus hechos. Que ellos -los cuatro- no sabían, no estaban capacitados, no estaban enterados y no habían tomado ni siquiera un curso para analizar el tema que estaban tratando de analizar, que la mayoría de las ongs, medraban, vivían y viajaban por muchas partes del mundo, a costa del mismo sistema y sólo se hacían oír para buscar notoriedad (salvo algunas excepciones), así lo hizo notar. Por último, terminó diciéndoles que si el ejército estaba en las calles de todas las ciudades y pueblos de la república, era precisamente por la tremenda incapacidad de las diversas fuerzas civiles para implantar el orden. Carlos Puig, muy espichadito y haciendo pucheros, terminó pidiéndole que lo invitara como reportero al próximo juicio militar para darse cuenta por él mismo de qué se trataba. A esas alturas, el señor Secretario, que ya estaba muy enojado, le dijo que contara con ello y que se despedía de ellos porque tenía cosas mucho más importantes qué hacer.

Para mí, la Procuraduría General de Justicia, debe ser y hacer eso precisamente: procurar una justicia rápida y expedita, o sea, libre de todo estorbo o interés ajeno al hecho del que se trate y en favor de TODOS los ciudadanos, no importando, clase social, religión o raza, y en este sentido, si los tribunales civiles no sirven para nada y están corrompidos hasta la médula, debe ser porque quien está a la cabeza de todos, no hace bien su trabajo. Respecto a que los militares sean juzgados por los civiles, me parece una pendejada y estoy de acuerdo con Gómez Mont, para que haya jueces capacitados para llevar a cabo tal tarea, necesitaríamos mandar a la Sorbona a muchos y no tenemos ni dinero ni voluntad para hacerlo ¡Faltaba Más!

Antes de hacer mesitas de análisis respecto a un tema específico, deberían prepararse y no dar un espectáculo como el que dieron por la mañana los cuatro antes citados. El tema en sí surgió porque la Suprema Corte de Justicia, (suprema en pendejez y corrupción), hizo la tal y mencionada propuesta y la va a llevar a consulta para hacerla Ley. ¡No quiero ni imaginarme! ¿Porqué los sacerdotes pederastas no son llevados a juicio, sino juzgados dentro de la misma iglesia? ¿Porqué cada grupo de extranjeros a los que les abrimos las puertas y les otorgamos nuestra nacionalidad cierran las puertas de sus ghettos a los propios mexicanos? ¡QUE SE PONGA A TRABAJAR LA SECRETARÍA DE GOBERNACIÓN Y ACABE CON ÉSTO!

¡QUE SE PONGA A TRABAJAR LA DIZQUE SUPREMA CORTE! que para eso les pagamos, que hagan valer la Constitución, que bastante sangre MEXICANA costó llevarla a la práctica y que deje de chingar a todos lo que intentamos sacar adelante este país. ¡QUE SE PONGA A TRABAJAR LA PROCURADURÍA! que vea por todos y cada uno de nosotros y no nada más por los que pueden pagarla. ¿Entienden porqué no pude esperar a que el sol se ocultara?

1 comentario:

Carlos Niebla Becerra dijo...

La idea que planteaban esos "comentaristas" es simplemente ilegal, a vistas del derecho internacional. No se puede. Punto. ;)