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lunes, 13 de abril de 2009

BACKYARD - TRASPATIO



En este planeta hay muchos infiernos, pero sin duda, uno de los más espantosos es una ciudad del norte de la república llamado Ciudad Juárez. Hace muchos años anduve por allá y ya era feo, de hecho, nunca ha sido ni siquiera medianamente pasable, pero hoy sí que puede catalogarse como un infierno; y seguramente más violento, corrompido, contaminado y sucio, que el mismo infierno que inventó Dante.


¿Qué es lo que pasa por allá para que sea catalogado así? Hace unos días tuve la desgracia de entrar a un cine -por aquello de apoyar a las cintas nacionales-, y ver una película escrita por Sabina Berman y dirigida por Carlos Carrera, llamada Traspatio. Por supuesto que el sólo nombre nos remite al patio de atrás; de atrás de donde sea, puede ser de una casa, de una cantina, de una bodega, de un mercado, de cualquier edificio, de una morgue...en este caso, es el traspatio de un país: Los Estados Unidos de América, pero la película en cuestión sólo nos muestra que en al tal traspatio sólo echamos basura los propios mexicanos, por lo cual, el dichoso nombrecito sale sobrando, porque si la ciudad en cuestión está en el norte, ese debería ser nuestro jardín. Es lógico ¿No?


Me explico: en primer lugar, el guión es tendencioso y nos muestra que a las mujeres que matan por allá, las matan por putas, alocadas, mancornadoras y sinvergüenzas ¡Ni más, ni menos! Además, ni la escritora ni el director, tuvieron el valor de tomar al toro por los cuernos y mostrarle al espectador los antecedente de tal situación, sólo vemos cómo está, pero no porqué está así. ¿Qué factores influyeron para que ese lugar se convirtiera en la cloaca más pestilente de todas? y aquí llegaríamos al segundo lugar: hace cerca de 20 años, a un pendejo presidente se le ocurrió la peregrina idea de que los mexicanos deberíamos ser esclavos de quien tuviera el capital necesario para poner maquiladoras y recoger toneladas de billetes con la mano de obra más barata del mundo, claro, la gran tajada se la llevaban los políticos y la gran chinga los mexicanos. A razón de un dólar por hora, los pobres del sureste mexicano, se volcaron materialmente, tras el sueño de tener un sueldo seguro y no pasar más hambre ni arriesgarse al cruzar el río Bravo, para trabajar en los yunaites, como dicen ellos. De pronto, y en muy poco tiempo aquello se llenó de gente para la cual no existía la más mínima infraestructura, pero ¿a quién chingados le importaba? Que se acomoden donde puedan, el desierto es muy grande, además, que no nos digan que estaban acostumbrados a hoteles de cinco estrellas, cualquier puente puede servir de cobijo, cualquier hoyo de casa, cualquier agujero de hogar, dijeron los inefables políticos de nuestro más inefable país.
El tercer factor fue que junto con las maquiladoras y los esclavos, llegó la fauna más nociva del mundo: la humana. En Ciudad Juárez hay una cantina en cada esquina y veinte giros negros -que funcionan las 24 horas-, en cada manzana. Claro, con su respetiva mordida a las corruptísimas autoridades municipales y a la poli y ni quien diga nada.


Y con las drogas y el alcohol llegaron (o ya estaban allí), los más terribles, despiadados, chacales, pestilentes, enfermos, asquerosos, bestias, asesinos, violadores, cobardes, miedosos, eunucos mentales, impotentes e hijos de la putísima madre que los parió -iba a decir hombres, pero de eso nada-, sólo los animales bípedos más nocivos que estaban a la sombra, pero que con la llegada de carne fresca, salieron de sus guaridas y comenzaron a darse cuenta de que las mujeres eran el filón más grande de todos. O sea, trata de blancas, prostitución a la luz del día, y lo peor y más nefasto de todo: un mercado inmenso (Y ahora sí, aquí vienen los gloriosos E. U. con la población más degradada y pervertida del mundo), para películas pornográficas snuff, en donde la "protagonista" por fuerza tiene que morir. Y comenzaron a salir a cazar por los alrededores de las fábricas el material que necesitaban. Salen en grupos, como las hienas -y que no parezca un insulto a esos animales que sólo se alimentan de carroña-, no, éstos buscan carne y sangre fresca y van en grupos y armados porque son las bestias más cobardes del mundo.


¿Y las autoridades? Son todos hombres, o al menos, lo parecen. No les interesa en lo más mínimo lo que está ocurriendo, ellos nada más reciben su parte y a otra cosa, mariposa. Si a alguna mujer se le ocurre ir a investigar por su cuenta, la hostigan y amenazan hasta que logran amedrentarla y hacerla huír. Los medios están vendidos, muy bien comprados por los cárteles de la droga y la prostitución, la poli, también. ¡Oh! ¿Y ahora quién podrá defendernos? Y por muuuuy increíble que parezca, y en tiempos electorales, este pinche pueblo que no tiene la más mínima memoria, y que por no leer ni en defensa propia, es uno de los más ignorantes del mundo, se prepara para votar en julio, pensando que ahora sí, éste es el bueno, el que va a cambiar las cosas de una vez por todas. ¡Ay! Yo sólo ruego a los dioses, que el asteroide que viene acercándose a la Tierra, se impacte de lleno en este país y el mundo seguramente quedará mejor. Porque lo cierto es que dígase lo que se diga, ya no tenemos remedio.

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