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viernes, 8 de octubre de 2010

La guerra de fin del mundo


Durante muchísimos años, estuve esperando que Mario Vargas Llosa se hiciera acreedor del Nobel de Literatura. Cada año, esperaba ansiosa que se hiciera el anuncio del ganador y cada año, constataba con tristeza que no era así. En muchas ocasiones pensé que iba a pasar lo mismo que con Jorge Luis Borges. Hoy, me congratulo de que al fin le hayan reconocido. ¿O no?
Los últimos 10 premios, la verdad y según mi juicio muy particular, y con la honrosa excepción de Imre Kertézs, Orhan Pamuk y Harold Pinter -que he leído concienzudamente- los demás, no me parecen dignos del Nobel, sobre todo Elfriede Jelinek, Doris Lessing y Herta Müller, malas hasta decir ¡Basta! Razón por la cual, ni modo, acepto que me he vuelto desconfiada, y en el caso de los óscares, exactamente lo mismo. Me molesta sobremanera que traten de vernos la cara de tontos. ¿No sería más fácil que otorgaran premios de consolación y lástima a escritores como Doris Lessing, diciendo que se lo dan por su laaarga trayectoria de escribir porquerías y NO porque realmente lo merezca? ¡Y qué decir de Elfriede Jelinek! Tanto su libro -La pianista- y la horrible película del mismo nombre, sólo produjeron en mi, el más profundo asco (ciertamente, podría decirse que es un libro muy bien logrado, si lo que pretende inspirar es el vómito).


No necesito tener mucha imaginación para darme cuenta de que en muchas ocasiones, éstos premios se otorgan por motivos políticos y de ninguna manera porque sea Literatura que valga la pena. Precisamente HOY estoy leyendo el tercer libro de la Lessing con la esperanza de haberme equivocado en mi primer juicio, y porque no acostumbro emitir una opinión con la lectura de uno solo; en esta ocasión se trata de Las Abuelas, ¡no lo compren, por favor! no gasten su dinero ni su tiempo, hay cosas verdaderamente mejores, como Lupita Loaeza, por ejemplo, ¡nada más para que se den una idea! A esta escritora (a la Lessing), le escamotearon durante mucho tiempo el Nobel, seguramente por ser comunista, y finalmente se lo otorgaron llegados los 80 años, y eso porque en Inglaterra había subido al poder el Partido Laborista y lo consideraron "políticamente correcto"; a Borges, por simpatizar con los nazis, ¿a Cortázar? no encuentro la razón, por más que me devano los sesos (seguramente por pendejez, obvio, del jurado), y a Vargas Llosa, se lo habían negado por todo lo contrario, por ser conservador y aceptarlo públicamente. Entonces, ¿qué seguridad tiene el público no muy enterado de que un libro merezca el honor de ser llevado a casa y leído con respeto y amor?
En el caso que hoy me ocupa, he de decir que desde mi primer y afortunado encuentro con Vargas Llosa, al leer La guerra del fin del mundo, el único deseo que llenó mi mente al llergar a la última página, fue correr a la Gandhi a comprar TODOS los libros que encontrara de él y, por supuesto, a quien no lo haya leído todavía, le recomiendo que haga lo mismo que yo, y salga corriendo a adquirir cuando menos La fiesta del Chivo, Conversación en la catedral, La Tía Julia y el escribidor y Los Jefes, nada más para empezar, verán que no miento. De verdad estoy feliz, por él, que por mi parte, ya desconfío hasta de mi propia sombra.


Cuando pienso que tantos y tan buenos escritores se han ido sin ese -cuestionado por mi- premio, aunque esté feliz, siento una tristeza muy grande al pensar por ejemplo en Lorca, en Sándor Marai, Manuel Henríquez, Ernesto Sábato, José Donoso, Virginia Woolf ¿y porqué no decirlo? Mariano Azuela... sólo por decir algunos GRANDES que me vienen a la mente en este momento y conciente de no nombrar a MUCHOS, por otro lado, al leer a Elfriede Jelinek... siento un coraje que a grandes penas puedo soportar. ¿Y los muuuchos que se han muerto sin siquiera publicar un solo libro porque la CULTURA HOY ESTÁ EN MAFIAS MÁS PODEROSAS Y CORRUPTAS QUE EL PROPIO NARCO?
Prafraseando a Vargas Llosa, sólo me queda por decir: La Guerra del Fin del Mundo, no debería ser por causa del AGUA, como han dicho algunos apocalípticos; tampoco por petróleo, ya que existen a la fecha energías alternativas, pienso que la guerra final, debería darse contra la ignorancia, contra la apatía, contra la corrupción y la impunidad y en esa guerra, ganaríamos TODOS, que no nos quede la menor duda.

1 comentario:

Adam Paul dijo...

Un hombre afable, con un acentuado acento cantor, e increiblemente culto. Lo constaté porque pude verlo y escucharlo hace poco. Cuando él fue a la sala Nezahualcóyotl en CU a que lo entrevistaran. Primero interviuvaron a otro señor también canoso, el escritor José Emilio Pacheco, después a Vargas Llosa. Pero no se quedaron mucho tiempo, apenas una hora cada uno. Ni modo. Le mando muchos saludos Maestra.